Nuestro amigo Pedro Rosario ha publicado un ensayo titulado Cinco decisiones del Tribunal Supremo de Estados Unidos en su blog Razón y Política Pública, que es uno de los pocos blogs laicistas boricuas, y de alta calidad. En lugar de compartir todo el ensayo aquí, voy a compartir la conclusión:
Lo segundo es que para estos fines su aproximación no consiste en meramente de aplicar una filosofía jurídica a unos casos particulares. Se trata más bien de mentir en torno a los hechos para decidir a favor de unos sectores políticos y avanzar unas causas ideológicas.
Es solo una de las muchas alarmas que han sido sonadas con respecto a la emergencia del poder cristiano fascista–o, más específicamente, católico-fascista, en la Corte Suprema de EU. Tres de ellos fueron puestos en la Corte Suprema por Trump, que no fue elegido democráticamente y que está aún siendo investigado por su intento de orquestrar un golpe de estado el seis de enero.
Seis de los nueve jueces son católicos–Alito, Kavanaugh, Roberts, Sotomayor y Barrett–, a pesar de que al catolicismo solo se adhiere el 20 % de la población de EU. Esta es la misma cantidad de los “nones” o los ateos y no-religiosos según datos demográficos, sin embargo en lugar de ver un 20 % de legisladores y jueces ateos, estamos viendo un gobierno de minoría religiosa y casi ningún ateo en las cortes, el Congreso, o las legislaturas estatales.
¿Son estas facciones fascistas del catolicismo las mismas que aún defienden el régimen del dictador Franco en España y que están ahora mismo “negociando” o debatiendo con el Papa Franciso si la misa debería ser en latín, para retornar a un tiempo más feudal y arcaico aún?
¿Como podemos educar a nuestros familiares y amigos sobre los peligros del fascismo católico y ayudarles a entender que esta emergencia anacrónica de la teocracia y fascismo católico en los Estados Unidos en el Siglo 21 tiene sus raíces en el seno de la misma iglesia que fue usada para colonizarnos, y que ha estado en el centro de escandalosos niveles industriales de depredación sexual (entre otros crímenes) en toda la geografía del planeta?
¿Cuán sediciosos y peligrosos son estos jueces? Veamos:
Clarence y Ginni Thomas: el dúo golpista
Uno de los jueces, Clarence Thomas, es el más reaccionario y radical de los nueve. Su esposa Ginni (simpatizante de la ridícula conspiración QAnon) trató de derrocar el gobierno de Estados Unidos el seis de enero. Su abogado dice que ella no va a testificar en las investigaciones del golpe de estado trumpista del seis de enero, y se han recogido más de 850,000 firmas en un intento probablemente futil para remover a Clarence Thomas de la corte. Thomas–que opina que la Constitución no garantiza el derecho a la privacidad y usualmente ha votado en contra de la comunidad LGBT–ha insinuado que quiere que le envíen más casos que puedan ayudar a consolidar las tendencias teocráticas del gobierno, incluyendo casos sobre derechos LGBT relacionados a la privacidad y al matrimonio, lo cual podría incluso llevar a que algunos estados vuelvan a ilegalizar matrimonios interraciales similares al de Thomas y Ginni. A él no le parece importar que invaliden su propio matrimonio, siempre y cuando se invaliden los matrimonios gays también.
Kavanaugh: defensor del “derecho” a discriminar
Kavanaugh (que al igual que Thomas, se vio involucrado en acusaciones de acoso sexual–múltiples, en su caso–que salieron a la luz durante su nominación) como juez ha decidido a favor de su Iglesia Católica en más de una ocasión, sobre todo en casos que involucran el “derecho” de comercios e iglesias a discriminar contra la gente LGBT.
Gorsuch: ni en el momento de la muerte nos salvamos
Los republicanos en el Congreso se rehusaron a considerar a Merrick Garland, que era altamente calificado y fue nominado por Obama antes de que terminara su término. Ni siquiera hubieron vistas para considerarlo, sino que tan pronto Trump subió al poder, nominaron y rápidamente aprobaron a Neil Gorsuch, cuyo catolicismo encontró expresión en la supresión del aborto y la eutanasia. Estas preocupaciones son curiosamente parte de una insistencia católica en una bioética anti-prometeica que no admite la utilidad de la ciencia para disminuir el sufrimiento humano. Esto parece ser una extensión del culto al sufrimiento católico que nos invita a “cargar nuestra cruz” como si sufrir fuera algo inherentemente noble. En su batalla contra la “buena muerte”, Garland se aseguró de que la miseria en vida se pueda extender tanto tiempo como sea posible en las almas de los que sufren de condiciones terminales.
Barret la “Handmaid”
Amy Coney Barrett está afiliada con un movimiento católico conservador llamado People of Praise, que es rábidamente homofóbico y anti-mujer–tanto que antes de la popularidad de la serie Handmaid’s Tale, las mujeres del movimiento eran llamadas “handmaid”.
Falso testimonio oportunista
Para llegar a la Corte Suprema, Gorsuch, Kavanaugh y Barrett (nominados por Trump) mintieron durante las vistas cuando aseguraron a todo el mundo que Roe vs. Wade, el matrimonio gay, y otros issues de controversia eran ya ley establecida y que no tenían la intención de derogarlos. Hoy han hecho lo opuesto, por lo cual no solamente traicionaron la confianza del Congreso y del pueblo al mentir bajo juramento, sino que rompieron uno de los mandamientos de su propia religión que dice “no darás falso testimonio“. Esto es muestra de la insinceridad y la sed de poder que caracteriza un movimiento concertado cuyos fines son públicamente anti-democráticos y sediciosos, como hemos visto.
Los tres jueces de Trump, junto a Thomas y Alito, son la facción católica fascista de la Corte Suprema que se dedicaron a “mentir en torno a los hechos para decidir a favor de unos sectores políticos y avanzar unas causas ideológicas“, como dijo nuestro amigo Pedro. El rol de Justicia de la Corte de Suprema es un rol vitalicio y de enorme poder, ya que dan la palabra final sobre la constitucionalidad de alguna ley. Gracias a estos jueces, debemos prepararnos para vivir al menos durante toda una generación bajo constantes amenazas de degenerar en una teocracia católica. Por todo esto, ahora más que nunca, hay que adquirir conciencia y votar como ateo.