La desinformación y el autoritarismo se necesitan mutuamente. Observamos en los regímenes autoritarios una fuerte insistencia en el control de todos los medios por parte de los que están en el poder, el control sobre toda la información y las campañas agresivas e implacables para mantener a la gente ignorante o confundida.
Dado que las religiones tradicionales han perfeccionado el arte de mantener a las poblaciones ignorantes, también vemos una fuerte alianza entre los líderes autoritarios y ciertas iglesias (en el caso de Rusia, la Iglesia Ortodoxa), y una fuerte insistencia en qué religiones están permitidas y qué religiones están prohibidas (como vemos en el caso de China). Sin embargo, se ha hablado muy poco sobre el rol de la religión en el conflicto en Ucrania.
Según esta biografía–que cita el libro “The Road to Unfreedom”–Ivan Ilyin (que ha sido llamado “el filósofo de Putin”),
argued that Russia should not be judged by what he called the Communist danger it represented at that time but looked forward to a future in which it would liberate itself with the help of Christian fascism.
(Traducción: argumentaba que Rusia no debía ser juzgada por lo que el llamaba el peligro comunista que representaba en aquel momento sino que anhelaba un futuro en que iba a liberarse con la ayuda del fascismo cristiano.)
Nadie ha perfeccionado el arte de la desinformación como las iglesias, y la guerra en Ucrania ha sido categorizada como una guerra religiosa por al menos dos expertos en Patheos y National Review, que acusan al patriarca ortodoxo de fomentar el nacionalismo y fascismo cristiano.
Esta guerra brinda una oportunidad de observar un estudio de caso sobre cómo las formas más insidiosas de religión autoritaria visten con inocencia cosas que son profundamente dignas de objeción, específicamente utilizando técnicas como los poderes hipnóticos de la oración pública. Mientras oraba por la “unidad”, el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa se refería a la unidad de Ucrania dentro de Rusia, como parte de Rusia, de hecho negando su derecho a la soberanía y la autodeterminación implícitamente en su oración de una manera que sugiere que está pronunciando una bendición sobre el genocidio que está teniendo lugar (dice él, en aras de la “unidad” de Ucrania con Rusia).
También está orando contra los “ataques diabólicos” y las fuerzas externas que “se ríen de nosotros”, aquí usando la oración pública para fabricar el consentimiento de que la OTAN no solo es malvada, sino peor: una legión satánica. Note que cuando el patriarca ora contra “el maligno” aquí, se está refiriendo a Satanás, no a Putin. Estaba platonizando y confundiendo los acontecimientos históricos, y de este modo contribuyendo al clima de desinformación y a la propaganda de Putin.
Por lo tanto, no podemos estudiar esta guerra como un estudio de caso en desinformación sin echar un vistazo más de cerca al papel de la religión, las narrativas que sostiene y los métodos que emplea para apoyar el autoritarismo del estado ruso (aunque, para ser franco, tenemos muchos otros ejemplos de propaganda política cristiana en nuestros propios medios).